BIENVENIDOS AL DEPARTAMENTO DE BIOLOGÍA Y GEOLOGÍA DEL
I.E.S. SAN ISIDORO
La Conferencia de París sobre el Cambio climático, COP21
Francisco García Novo
Real Academia Sevillana de Ciencias
La Conferencia de París sobre el Cambio Climático ha tenido lugar del 30 de Noviembre al 11 de Diciembre de 2015. Los delegados de 195 países han suscrito un innovador documento sobre el Cambio climático abriendo el camino hacia una auténtica gestión sostenible de la atmósfera. La sociedad occidental ha percibido que en la Conferencia se abordaba un tema importante, una alternativa planetaria hacia el futuro sostenible sobre el que se ciernen amenazas preocupantes con el cambio del clima.
Los registros meteorológicos instrumentales se extienden poco más de dos siglos y evidencian fluctuaciones en temperatura y precipitación de años individuales o series cortas. Desde los 50 tiene lugar un aumento de la temperatura media planetaria aproximadamente de 1ºC, con años muy cálidos como 2014 y 2015. El último año muy frío ha sido 1911.
Muestras de hielo de Siberia, Groenlandia o la Antártida han ofrecido información sobre el clima desde hace 800.000 años, El aire atrapado por la nieve ha persistido como diminutas burbujas y su análisis ha permitido conocer las concentraciones de CO2 y otros gases y de los isótopos de oxígeno, estimando las temperaturas en la precipitación. Los resultados muestran que los climas han cambiado sin cesar y han modificado glaciares, ríos y lagos. El nivel del mar alternativamente se ha elevado o ha descendido en un intervalo de 200 m respecto al actual. Las temperaturas confirman que las glaciaciones han correspondido a periodos fríos alternando con periodos de temperaturas más elevadas en los interglaciares. La correspondencia es excelente en ciclos de 100.000 años. A escalas más finas (10.000 o 5.000 años) se presentan fluctuaciones secundarias de la temperatura.
La radiación solar es la fuente de energía que mantiene la actividad atmosférica y por ende, el clima. Pero no es completamente regular porque la Tierra presenta oscilaciones en la orientación de su eje. La precesión cambia la fecha de los equinoccios en un ciclo de 25.800 años. Otros movimientos modifican la inclinación del eje de rotación sobre el plano de la Eclíptica, la excentricidad de la órbita y la oscilación del plano de la Eclíptica. Al cabeceo de la Tierra se une el ciclo solar de “manchas”, zonas que se ven más oscuras y emiten menor radiación. Las variaciones de la radiación incidente y su reparto han causado cambios climáticos, pero se conocen otros mecanismos propios del planeta.
La concentración de los gases permanentes N2 (78%v), O2 (20,9%v), Ar (0,93%v) es constante en la atmósfera. Algunos gases minoritarios (<0,1%v) como CO2, CH4 y NO2 son variables y cambian el comportamiento atmosférico porque absorben energía radiante procedente del Sol y de la superficie planetaria y elevan la temperatura del aire. Son los gases con efecto invernadero. El cambio térmico afecta al ciclo del agua (evaporación, condensación en forma de nubes y precipitación). El vapor de agua se comporta también como un gas con efecto invernadero. Los vientos, los desplazamientos de masas de aire, las precipitaciones y la evaporación, es decir los componentes del clima, están regidos por los cambios de temperatura y humedad de la atmósfera
El aumento de la temperatura se ha hecho sentir en el planeta con la fusión de hielos continentales en Groenlandia, Antártida y los hielos marinos del Ártico. Las altas montañas muestran un retroceso generalizado de glaciares y neveros.
La composición del aire se mantiene en un equilibrio dinámico donde intervienen los océanos y los organismos acuáticos y terrestres. La aportación antropogénica de gases con efecto invernadero ha desplazado el equilibrio y se han acumulado en la atmósfera cambiando su funcionamiento. La concentración preindustrial del CO2 no alcanzaba 270ppm (partes por millón en volumen) y para 2015 hemos excedido las 390ppm, unos 120ppm de diferencia. CH4 y NO2 siguen la misma pauta. El incremento de CO2 se mantiene imparable alcanzando 2,5-3 ppmv anuales a causa de la combustión y degradación de biomasa. El uso de combustibles fósiles supone la fuente primera de emisiones antrópicas seguidas de industria y minería. Para el CH4 destacan la ganadería y la minería (carbón, gas y petróleo). Para NO2 las combustiones. Las emisiones de CO2 en la respiración las fermentaciones o la descomposición no tienen significación climática ya que su carbono ha sido tomado del CO2 atmosférico vía fotosíntesis.
Para evitar el incremento futuro la única opción es la reducción severa de emisiones.
En los países desarrollados el esfuerzo tecnológico contra las emisiones ha traído beneficios: motores más eficientes, procesos avanzados con menor consumo de energía y materias primas, técnicas para descontaminación. La rápida transformación industrial puede considerarse una revolución, impulsada por el compromiso de la sociedad con la gestión ambiental y la reducción de gases con efecto invernadero.
Las implicaciones políticas son enormes: reducir las emisiones implica abatirlas en el tráfico, la generación de la energía. Desarrollar procedimientos para almacenar el CO2 y para decarbonizar la actividad industrial. Dejar sin explotar buena parte de los yacimientos de petróleo, gas o carbón. Los lobbies afectados, los países con un desarrollo basado en el petróleo (como Arabia Saudita), el gas (como Rusia) o el carbón (como China), rechazan las reducciones. Han cuestionado las conclusiones científicas y tergiversado la evidencia, contratando a grupos profesionales para negar el cambio climático y su relación con el incremento de gases invernadero.
Las reuniones sobre el clima se vienen celebrando desde la Cumbre de la Tierra de Río (1992) donde se suscribió la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (en vigor en 1994). El Protocolo de Kyoto de 1997, (en vigor en 2005), concretó las actuaciones para reducir emisiones contaminantes. La Unión Europea se propuso abatirla hasta los valores de 1997, demandado tecnologías más eficientes y automóviles de menores emisiones.
La Conferencia de París se abría ante este panorama de tensiones. Laurent Fabius Ministro de Asuntos Exteriores galo y el Comisario Europeo de Energía y Cambio climático Miguel Arias Cañete, crearon un ambiente negociador que en sucesivos borradores forjaron el Acuerdo, aprobado de modo unánime. Hemos pasado de lo imposible a lo imparable, proclamó el Secretario General de la ONU Ban Ki moon. Se asume «mantener el aumento de las temperaturas por debajo de los 2º con respecto a los niveles preindustriales y perseguir los esfuerzos para limitar el aumento a 1,5º». Para ayudar a países pobres ante los perjuicios del cambio se crea el Fondo Verde para el Clima a dotar con 100.000 millones de dólares.
El Acuerdo de París será vinculante al ratificarlo 55 países que produzcan más del 55% de los gases de efecto invernadero y el texto entrará en vigor en 2020 cuando todos los Parlamentos lo hayan asumido. Cada país establecerá un objetivo de reducción de emisiones y los objetivos se revisarán cada 5 años. La sostenibilidad atmosférica se ha impuesto y la reducción de emisiones es un objetivo irrenunciable.
Pese a sus limitaciones, el Acuerdo es el germen de un modelo planetario de gestión, un modo de hacer realidad Our common future, nuestro futuro común: una humanidad única gestionando nuestra estación espacial Tierra.